La Tierra

La Tierra
Terra, Gea, Gaia, Gaea

Sistema Sol
Diámetro 12.742 km
Presión atmosférica 1 atm
Gravedad 1 G
Población ≈ 8.000.000.000
La bandera de la Tierra está formada por dos círculos concéntricos sobre un fondo blanquiazul.

El fondo está dividido en dos mitades: la izquierda es azul, representando el agua del planeta, y la derecha es blanca, en representación de la vida que surge del agua.

En el motivo principal, el primer círculo, más grande, es blanco con borde azul, y simboliza la atmósfera que protege al planeta. El círculo interior invierte los colores del fondo: la mitad izquierda es blanca, y la mitad derecha es azul. Este círculo interior representa la cuna de la Humanidad: el ciclo se invierte, al mismo tiempo que se “completa el círculo”, la vida trae muerte, y la muerte, vida. El agua y la atmósfera del planeta son el sustento de los seres humanos y la vida en general, y es una responsabilidad de los humanos el conservar el planeta para que el ciclo se perpetúe.

La Tierra es el planeta natal de la Humanidad, y como tal, representa perfectamente la forma de ser de los humanos: el caos. Este planeta no tiene capital que lo represente, ni un sistema político unificado, sino que todo su territorio está segmentado en divisiones políticas de tamaños muy variados llamadas países. La mayoría de estos países tienen a su vez, otras subdivisiones, y en ocasiones algunos territorios poseen características distintas a sus hermanos. Desde el punto de vista global, sólo la Organización de las Naciones Unidas sirve como estructura organizativa supranacional y tiene un carácter cuasi mundial, aunque no tiene poder para legislar ni juzgar.

Con la actual superpoblación, desigualdad de riqueza, falta de terreno útil para la agricultura, contaminación, cambio climático, guerras, pandemias, organizaciones paramilitares y terroristas, y la corrupción que afecta a la mayoría de países, la vida en la Tierra bien podría considerarse inestable e insegura, a pesar de ser el único planeta en haber creado vida hasta ahora. La vida apareció en la superficie de este planeta hace 4.500.000.000 años, pero la actividad del ser humano ha afectado de manera notable al planeta, afectando a prácticamente todas las especies tanto animales como vegetales, además de haber hecho desaparecer montañas, ríos y mares, o modificar por completo el clima o la configuración del relieve.

Muchas cosas han cambiado en el planeta desde que comenzó el siglo XXI. La pandemia del Covid-19 trajo inestabilidad a la economía mundial, empujando a China a establecerse como potencia mundial. A su vez, el gigante asiático vio una mejoría en su calidad de vida, con lo que muchas empresas externalizaron su actividad económica en África. La zona más beneficiada fue el centro-oeste del continente, particularmente Gabón, Guinea Ecuatorial, Santo Tomé y Príncipe, Congo, y Camerún. Sin embargo, la inestabilidad económica creció en muchos otros países, especialmente en los más ricos. La desesperación, sumada a unos sistemas educativos centrados en memorizar en lugar de pensar de forma crítica empujó a muchos a abrazar doctrinas y sectas de corte extremista. El terrorismo es más peligroso que nunca y no hay país que pueda considerarse libre de la amenaza.

A todos los efectos para los seres humanos, la Tierra constituye el punto de referencia: gravedad, atmósfera, unidades de medida (distancia, volumen, masa, temperatura, tiempo, etc), distancia hasta la próxima estrella… toda forma de medir el Universo se realiza en base a lo que se experimenta en la Tierra.

La Tierra tiene distintos calendarios con los que medir el tiempo, pero el más extendido tiene un origen de carácter religioso. Según su calendario, la Tierra comenzó su andadura por el espacio el 12 de abril de 1961, cuando Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio. No se tiene en cuenta que los primeros terrícolas en alcanzar el espacio fueron animales enviados por los humanos, quienes no querían arriesgar sus propias vidas con la rudimentaria tecnología de mediados del siglo XX.

Algunos de los terrícolas más notables fueron Nicolás Copérnico, Claudio Ptolomeo, Galileo Galilei, Johannes Kepler, Isaac Newton, Christiaan Huygens, Giovanni Cassini, Marie Curie, Nikola Tesla, Albert Einstein, Carl Sagan, Stephen Hawking, Neil deGrasse Tysson, Margaret Hamilton, y Sophie Rozier.