Portal tripulado

El complejo mecanismo que permitía la apertura de un agujero de gusano o puente Einstein-Rosen para viajar entre galaxias distantes necesitaba dos funcionamientos autónomos, pero ya estaba previsto que hubiera una tripulación para llevar a cabo tareas de mantenimiento y control. El sistema, sencillamente llamado Arco entre los técnicos de la AEI, pronto se convirtió en uno de los destinos más solicitados por los astronautas.

Actualmente el sistema es completamente autónomo. Tanto para un viaje de la Tierra a Kepler como con uno de vuelta, el Arco de destino detecta la apertura y el tránsito, y cierra el portal emitiendo la energía necesaria. Los viajes están programados de antemano, y aunque hay ventanas de tiempo reservadas para viajes de emergencia en una y en otra dirección, hasta el momento sólamente un viaje de emergencia se ha llevado a cabo en la rebelión de colonos de Kepler. Además de los viajes preprogramados con colonos, relevos, materias primas, y exportaciones, la tripulación de cada Arco es la encargada también de enviar minúsculas sondas que portan mensajes para la organización de toda la actividad y por supuesto, para transmitir mensajes urgentes entre Kepler y la Tierra.

Por el momento se planea comenzar la terraformación de más exoplanetas, los cuales se conectarían directamente con el Arco Sol. La Federación ha puesto sobre la mesa la cuestión de si sería factible y económico conectar todos los portales con todos, o si -llegado el caso de colonizar un gran número de planetas- sería mejor establecer un límite de enlaces entre sistemas, formando una ruta de conexiones. Lo que sí está claro es que Kepler ha aumentado nuestra capacidad para observar el Universo, y disponer de otro punto de observación nos permitirá descubrir nuevos exoplanetas y aprender muchísimo más de los que ya se había localizado desde la Tierra.