Kepler
Kepler | |
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Sistema | Kepler-921 |
Diámetro | ≈ 14.000 km |
Presión atmosférica | 0'8 atm |
Gravedad | 1'12 G |
Población | ≈ 2.500 |
![](bandera_kepler.jpg)
El fondo es completamente negro, con la excepción de dos pequeños círculos, uno verde y otro amarillo. El verde representa a la naturaleza del planeta, que aunque terraformada y adaptada para los humanos, ya existía potencialmente en el planeta, y por ello está más arriba. Subyugados ante la naturaleza (es decir, más abajo) están los colonos, representados por un círculo amarillo. El amarillo simboliza además, su valentía y su optimismo.
El motivo de la planta simboliza a la base de toda una sociedad: la agricultura, con siete hojas, pues dicho número es la perfección en la cultura occidental predominante en la AEI que colonizó el planeta. Tres hojas a la izquierda, tres a la derecha y una arriba, para dar un sentido de equilibrio. El hexágono es para los keplerianos la forma óptima de dividir el terreno, así que también se representa en amarillo, fruto del intelecto humano, así como el borde exterior del hexágono, pues la atmósfera de kepler también se terraforma para garantizar la seguridad de las personas en el planeta, y dicha atmósfera es también fruto del ingenio humano.
Hay muchos planetas que llevan el apellido Kepler, y pocos de ellos
podrían ser habitables. La AEI estudió los más prometedores durante
mucho tiempo, preguntándose por cuál decantarse llegado el momento de
poder alcanzar galaxias distantes en un instante. Pero todo fue
demasiado rápido, y cuando el equipo de la doctora Sophie Rozier
-empujado por una inyección masiva de presupuesto del empresario Andrew
Finnegan- encontró la forma de viajar a través del espacio por medio de
un puente Einstein-Rosen, de repente cundió la locura. Todas las
opciones parecían viables, pero ningún planeta destacaba muy por encima
de los demás como para tener las cosas claras. Lo que sí estaba claro
era que después de la tragedia marciana, la AEI no podía permitirse
ningún error. El planeta que se escogiese para la siguiente colonización
debía ser el correcto. Con centenares de miles de personas trabajando
directa o indirectamente en el proyecto de la AEI, de repente había un
informe en la mesa de la Junta Directiva de la AEI anunciando un claro
ganador. Los de “arriba” nunca memorizaron aquella el nombre completo
del planeta, sólo se quedaron con Kepler, y aquello fue suficiente.
En cuanto se demostró que el viaje a velocidad ultralumínica era posible gracias
al éxito de la sonda Rocinante, la AEI mandó una nave tripulada. E
inmediatamente a la vuelta de sus pioneros se puso en marcha lo que ya había
estado en preparación durante muchos meses: la colonización del primer
exoplaneta. Claro está, la tragedia de Marte se había llevado las vidas de 290
colonos, lo que disuadió a muchísimas personas que quizá se habrían planteado
probar su suerte en Kepler. Y este proyecto era mucho más ambicioso, no bastaban
unos centenares de personas. En la segunda misión tripulada se puso en marcha el
programa de terraformación, calentando el planeta con espejos orbitales, con la
emisión de gases invernadero y plantando semillas de todo tipo de flora. Y
Nuevos Horizontes se fundó en el ecuador de Kepler.
Nuevos Horizontes y los otros dos núcleos urbanos Minanotochi y Alzaytun, son
hoy ciudades acogedoras y cosmopolitas con un carácter muy especial, como el de
cada pequeña aldea de Kepler. Los keplerianos de ciudad son principalmente
empleados de la AEI destinados en el planeta de forma temporal, trabajan en la
organización política y económica, así como para las tareas más técnicas como el
mantenimiento de las infraestructuras de energía, agua, terraformación,
comunicaciones y transporte. La mayoría mantiene sus costumbres terrícolas y
sólo una minoría se mezcla con los colonos, si bien las ciudades también tienen
un número nada desdeñable de colonos permanentes. Los keplerianos rurales son
hoy en día objeto de estudio de miles de antropólogos terrícolas que viajan a
Kepler con programas de intercambio y becas de estudio. Estos colonos fueron
reclutados mayoritariamente de entre personas desempleadas, sin familia, sin
hogar, y en muchos casos, desesperadas por una segunda oportunidad. Aunque la
AEI puso un gran empeño en descartar a aquellos que hubiesen cometido delitos o
consumido drogas, por poner un par de ejemplos, muchos tienen la sospecha de que
bastantes colonos lograron engañar estos filtros. Sin embargo, la vida en Kepler
ha atraído la atención de los antropólogos -especialmente- por lo pacífica que
resulta. Los colonos keplerianos se dedican fundamentalmente a la agricultura,
silvicultura, ganadería, y el arte; si bien se incorporan nuevas actividades
empresariales continuamente. A medida que se deshiela la superficie se está
poblando los mares de Kepler con todo tipo de especies marinas, por lo que
pronto habrá también pescadores. Los keplerianos viven en grandes parcelas
hexagonales perfectamente delimitadas, y se reúnen en pequeñas aldeas para
socializar, comerciar, y cada vez más se dan conciertos de música,
representaciones de teatro, y por supuesto, proliferan las tabernas. Las
familias que han emigrado a Kepler al completo están asignadas cerca de los
núcleos urbanos más grandes, aunque los niños reciben su educación híbrida,
parte telemática y parte presencial. La educación que la AEI ha programado para
todos los niños que nazcan en Kepler incluye 10 idiomas, matemáticas, física,
resolución de problemas, biología, ecología, economía, electricidad y
electrónica, derecho, educación física, cocina, bricolaje, metalurgia, y
primeros auxilios.
A pesar de que en Kepler se dispone de la más alta tecnología, permisible
gracias al escandaloso presupuesto de la AEI, sus colonos se ven obligados a
recurrir a una forma de vida relativamente rudimentaria. Cada persona que viaja,
o nace en Kepler recibe una cápsula de seguridad, que sirve como dormitorio con
todos los avances y comodidades: acceso satélite a Keplernet, placas solares,
filtro de aire, tanque de oxígeno de emergencia, raciones de supervivencia,
baterías, y ordenador básico. También disponen de un inodoro químico, si bien
éstos están siendo reemplazados por inodoros con agua corriente a medida que la
infraestructura se va adecuando. Los colonos disponen así de electricidad, agua
potable, higiene, seguridad, videoconferencia, transporte, atención médica
completa y todas las necesidades básicas… mientras que viven bastante aislados
los unos de los otros, con trabajos físicamente exigentes. Sus viviendas, aparte
de la cápsula y el equipamiento sofisticado, son sencillas cabañas de madera,
pues la AEI les da una provisión de semillas de árboles genéticamente
modificados que crecen muy rápidamente.
Kepler tiene una atmósfera más fina que la Tierra, con lo que los días son muy
brillantes y calurosos. La gravedad es ligeramente menor, del 92% la de la
Tierra, y su satélite natural está más cerca, con lo que el día que haya océanos
en Kepler, las mareas serán más acentuadas. El día es de 23h y 40m, y el año
dura 421 días. El eje de rotación está inclinado 14º, así que la diferencia
entre verano e invierno no es tan relevante como en la Tierra.
A pesar de que el calendario gregoriano terrícola es de uso habitual en Kepler,
este planeta también requiere de su propio calendario, que es de 14 meses de 30
días, y cuenta con un día extra para celebrar su colonización (concretamente,
señala el día que la tercera misión Kepler trajo colonos a su superficie). Este
día está fuera del resto de meses, y señala el fin de un año y el comienzo del
siguiente.